27 may 2013

Experiencias de una sabia del tarot





Anécdotas de Carmen Cecilia, una quiromántica que tiene 28 años de experiencia en el oficio de leer las cartas.

por:
David Escobar

VIII semestre
@DavidEscobarDL


Cuando un amigo me invitó a que nos leyéramos las cartas, fue inevitable no hacer una imagen mental del personaje con quien tendríamos nuestra cita. En primera instancia, y como siempre, el uso de los clichés facilitan las cosas, así que imaginamos una mujer con aspecto brujesco, cincuenta y tantos años, el mazo de cartas en su mano, incluso, el humo del tabaco saliendo de su boca. 

Sin embargo, la situación era bastante diferente a lo esperado: Por ningún lado había sábila o veladoras, ni siquiera un cuadro de la Vírgen María, en cambio, un televisor plasma de cuarenta y dos pulgadas conectado a un decodificador de DirecTV estaba en medio de la sala, un juego de sala conformado por sofás que se veían bastante confortables y nuestra anfitriona, una señora bonachona con indiscutible aspecto de tía.

Carmen Cecilia, una matrona costeña bastante robusta, vestida con manta wayúu, sentada en su mesa de comedor que literalmente, no tenía nada del otro mundo, y por supuesto, sus compañeras las cartas.


Hasta este punto no había nada de misterioso en el ambiente, todo se veía común y corriente, no pasó mucho tiempo cuando convidó a sentarme junto a ella en su mesa. Yo acepté sin pensarlo, le dije que quería hacerle un par de preguntas que no tenían que ver con la sesión. 

Me miró de frente – confieso que la forma en que lo hizo llegó a asustarme- y preguntó cómo me llamaba – pensé que haría algún tipo de rito de iniciación con mi nombre David, respondí estando un poco a la expectativa de lo que podría hacer en el momento en que se lo dijera, pero realmente no hizo nada, prosiguió para luego decir: ¿Qué quieres saber David?


¿Cómo podría definir lo que hace: Profesión, quehacer, labor, trabajo, forma de vivir…?
Ninguna de esas, esto lo hago por puro deporte, yo vivo de las dos pensiones que me dejó mi primer marido. No me hace falta nada.

¿Alguien le enseñó a leer las cartas?
 Aprendí sola, interpretándolas, jugando con ellas.

Pero definitivamente todas las personas que se dedican a este tipo de actividades dicen estar bendecidos con un don ¿siente usted que tiene un don?
 Sí claro, yo lloré dentro del vientre, se dice que las personas que lloramos dentro del vientre nacemos sabias.

¿Llorar dentro del vientre?
Cuando mi mamá estaba embarazada de mí escuchó ecos que le salían por abajo, yo estaba llorando dentro de ella.

La mujer que lloró dentro del vientre no es común conocer a una persona a las que sus familiares la escucharon llorar cuando apenas estaba en el vientre de su madre, seguro fue una especie de anunciación, era la manera en que Carmen Cecilia le avisaba al mundo sobre su nacimiento, era la llegada de una nueva sabia.

“Mira mujer, coge esa plata que te pagaron y mándalo lejos, deja de ser tan terca; como tu hijo Manolo se muera no te doy el pésame, vé lo que te digo” Su amiga y clienta no escuchó las proféticas palabras de Carmen y las consecuencias se vieron. A los dos días su hijo había sido asesinado por su propio padrastro.


Hay algo que no entiendo ¿las cartas predicen el futuro, o qué es exactamente lo que dicen?
Las cartas lo saben todo y te dicen todo, es un juego de interpretación. Cada una de ellas tiene un significado en particular y un mensaje que dar, dependiendo de lo que vea quien las esté leyendo, la información puede ser bastante aproximada a la realidad del interesado. No es que predigan el futuro, solo avisan de posibles eventos a suceder, a veces los presentimientos y las visiones son tan fuertes que nada se puede hacer.

Entonces qué piensa usted Carmen ¿el destino existe o nosotros mismos lo creamos? Es un poco de ambos, hay cosas que están escritas y no se pueden cambiar. Lo mejor que uno puede hacer es encomendarse a Dios todos los días, que sea el quien nos proteja y nos cuide, uno nunca sabe, el día menos pensado puede ser el último.


A sus veinte años se ganaba el chance casi todos los días. Recuerda que en aquellos tiempos tenía una libreta de cuenta en tres bancos diferentes, se hizo amiga de los cajeros y ellos le preguntaban por qué una mujer de su edad manejaba tanto dinero, ella les respondía que había sido bendecida con un don y de paso les regalaba un número para que apuntaran, sus nuevos amigos siempre la recibían con cara de felicidad en la siguiente visita. La razón de su alegría, habían ganado con el número que les dio Carme Cecilia.


Con la plata de los chances que se ganaba, viajaba a Bucaramanga y traía mercancía que vendía a sus amigas en Santa Marta. “Eran épocas buenas” me cuenta. Actualmente, Carmen Cecilia quien me pidió reservara sus apellidos. Víve de las dos pensiones que heredó de su segundo esposo. Tiene 54 años. Es samaria y se crió en el barrio Los Almendros. Tiene tres hijos, el mayor vive en España, la que sigue vive en Costa Rica y su hijo menor vive en Santa Marta, de hecho, mientras yo hablaba con Carmen, él veía un partido de fútbol en el gigantesco televisor de la sala.

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