16 oct 2013

¿Somos Reggaetón?

        Por: Victor Castellanos
Escucho a cada rato a la gente hablar y quejarse acerca del reggaetón, decir que es degradante (sobre todo para el género femenino), machista, que incita al sexo en edades en las que uno debe tener otras prioridades, cosa que no entiendo cuando todos sus abuelostienen como 12 hijos y empezaron la “hazaña” a los 14, que el baile es vulgar, que el ritmo no tiene sentido y un montón de acusaciones más que ya todos conocemos cotidianamente. Pero, entonces ¿Qué es lo que lo hace tan popular?, ¿Por qué está en cada fiesta?, incluyendo a las infantiles y hasta en las de las “cincuentonas”.

Pareciera ser que cada generación es más “enfermiza” que la anterior, y que las pruebas de esto son los géneros musicales, yendo desde Chopin, hasta Plan B, Desde John Coltrane hasta Justin Bieber, Nina Simone y Miley Cirus, The Beatles y One Direction, y así sucesivamente hasta agotarlos todos, pero lo cierto es que las personas somos seres inconformes, no importa la situación o el género (musical en este caso), siempre estamos haciendo uso de nuestra vocación de Críticos.

 En los 50’s por allá en el sur de los estados unidos, había un Ray Charles, negro, cantando música propia de iglesias cristianas con letras de amor, desamor, tristezas, odio y hasta de rumba. Enardeció sin duda la ira de todas las personas de la época, claro que la carencia de Twitter y Facebook disipó un poco el odio y el rechazo a este movimiento que empezó un hombre, que tras que era negro en plenos años 50’s en uno de los peores lugares para serlo en esa época, era ciego.  Lo mismo sucedió con Chuck Berry y el Rock And Roll. Me imagino que ya para esta etapa, ustedes deben pensar que soy un loco al comparar a estos genios de la música con Pitbull o con Miley Cyrus, lo cierto es que no los comparo a ellos, los comparo a ustedes, a nosotros como sociedad.

Andrés Caicedo en su obra cumbre “¡Que viva la Música!” nos dice que todo género musical es la representación de una cultura o por lo menos de sus costumbres, suponiendo esto como cierto entonces tendría más sentido el nacimiento de la salsa en Nueva York, con la migración masiva de latinos y de la ley jones que adjudicaba la ciudadanía “gringa” a todos los nacidos en Puerto Rico, El Blues como la representación de la tristeza generada por una esclavitud histórica que parecía no acabar, (Recordando que “Blues” en inglés también es un adjetivo de tristeza y melancolía), El punk como respuesta a un sistema monárquico en el Reino Unido que ellos veían como desigual, el Pop en estados unidos principalmente como la necesidad de mantener la música en un mundo capitalista y de comercio, y así sucesivamente hasta llegar al Reggaetón.

En una conversación promedio entre hombres, queramos o no, siempre vamos a tener como temas principales, las mujeres, los autos, los deportes y a veces la tecnología. ¿Acaso no resultan estos temas familiares dentro del Reggaetón?  O díganme un vídeo en el cuál no aparezcan alguno de estos “elementos”. Lo mismo sucede con las letras: “navegando en mi automóvil, hablando con las nenas por el móvil, dime qué vamos a hacer”, Todos hemos visto letras como éstas a cada rato en Twitter, Facebook y ahora en imágenes de Instagram, donde son compartidas orgullosamente tanto como por hombres y mujeres, que luego en la noche cantan desenfrenadamente estas canciones en las discotecas y al día siguiente se ofenden cuando ven un Tweet machista de Adolfo Zableh o escuchan un comentario machista del tío en un paseo familiar.


Es ahí cuando uno piensa que uno de los países suramericanos donde más se escucha y se desarrolla el Reggaetón es Colombia, principalmente en Medellín donde viven todos esos que prenden las discotecas y las “rumbas de cincuentonas”, casualmente una ciudad histórica en antecedentes de drogas, “sicariato” y el sexo fácil. Sí, vulgar, machista, degradante, sexista y de ritmos “sin sentido”, el Reggaetón no es más que la representación de nosotros mismos, o por lo menos de esta generación. 

1 comentarios:

Buen escrito. Es cierto que hoy en día el reggeatón nos representa (de muy mala forma) a la sociedad y de muchas formas, la manera de pensar de este país.
También recuerdo aquellos días en que la gente del interior adjudicaba el reggaetón solo a los costeños, acumulándolos junto a otros prejuicios. Les parecía un ritmo vacio y con falta de moralidad. Pero ahora un cachaco, paisa, llanero, caleño y hasta pastuso, escucha, canta y baila (bien o mal) reggeatón.

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