Por:
Fernando Manosalva
VII Semestre
Tw: @Fmanosalva
Balín es como se le conoce en Santa Marza a José Ariza Vásquez ,
uno de los hinchas más grandes que en su historia ha tenido el Unión Magdalena,
en sus tiempos de gloria y ahora que bajó de categoría.
“Balín” cuenta con nostalgia lo que ha quedado del Ciclón Bananero,
también recuerda cuando hacía sonar las sirenas que animaban al equipo de sus
amores en aquellos años cuando estaba en primera división del fútbol colombino
y gozaba de una temporada de ensueño.
Su oficio de arreglar bicicletas nació en la década de los 50.
Cuando joven, le apasionaba irse en caravana a pedalear por días con sus
amigos. Recuerda, que ahí comenzó a querer los colores azul y rojo del primer
equipo al que decidió seguir como hincha, llamado en ese entonces, Deportivo
Samario.
Recuerda
también, como una gran hazaña, haber participado en la Vuelta a Colombia en
1964 con sus amigos los ciclistas, que le enseñaron muchas experiencias de
vida, y con los que sin dudarlo dos veces, iban a donde estuviese el Unión,
para acompañarlo como hinchas incondicionales de la época y del que nada más
quedó el recuerdo, porque para él, ya nada es lo mismo.
El
vandalismo por parte de los actuales aficionados lo perturba, “me molesta como
van tirando piedra, atacando a la policía. Eso no es amar al equipo, a mí me
gusta acompañarlo y ahora que jueguen en Riohacha, iré a verlos y a tomarme
unos whiskeys con mis compadres”.
Asegura
que hay que estar en las buenas y en las malas con el equipo, aunque reconoce,
que la vez que lo vio perder la categoría en el 2005, luego de no haber ganado
ni un solo partido quedando afuera de los mejores equipos de Colombia, le
dolió mucho. Cuenta Balín que, con mucha rabia e impotencia decidió romper su
carné de entrada a los partidos en el estadio Eduardo Santos, en frente de
Eduardo Dávila, dueño del Unión, como muestra de su inconformismo hacía el mal
manejo del equipo.
Siempre
se vestía con la camisa azulgrana del Unión y medias de diferentes colores
fluorescentes, con el fin de armar el desorden y llamar la atención. Así se
ganó la popularidad en el estadio donde todos lo reconocían. Esa época en la
que hacía resonar las sirenas con su amigo el cienaguero Gilberto Mejía,
exactamente en 1968, año en el que el “Ciclón” le ganó la final al Deportivo
Cali, y así consiguió su primera estrella en el torneo profesional.
Teme
seguir envejeciendo y no ver ascender al Unión nuevamente, ni brillando como
en el año en que le regaló la alegría más grande al departamento. Con el
estadio a reventar y con todos sus hinchas gritando en una sola voz, “Unión
sopla ciclón”.
1 comentarios:
MUY FLOJO ESTE ARTICULO. TANTAS COSAS INTERESANTES QUE PODIA CONTAR BALIN Y EL PERIODISTA NI LE INTERESO. LASTIMA
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