Por: Danya Balero
I semestre
Eran las nueve de la noche de un 18 de julio que parecía interminable. El concurso “Chica Miércoles”, apoyado por el periódico El Heraldo, llegaba a su final. La mezcla de ansiedad y nervios no permitía que los segundos avanzaran al ritmo de los acelerados corazones de las dieciséis bellas finalistas, que permanecían de pie sobre el escenario del salón “Jumbo” en el Country Club de Barranquilla.
Por el cuerpo de todas recorría la misma adrenalina y desesperación, aunque mantenían un aspecto sereno y una postura erguida con la cabeza en alto, listas para escuchar su victoria .
Pero, en la mente de Sherlly había mucho más que expectativa, había seguridad, alegría y mucho orgullo de sí misma, por la manera como se había desenvuelto en cada una de las etapas del certamen. Desde el momento del casting, su personalidad destellante salió a flote. Los jurados, impactados con su ternura y naturalidad ante las cámaras, no dudaron al momento de seleccionarla.
La actriz y ex reina nacional Taliana Vargas, jueza e imagen del evento, estaba impresionada con su altivez y la perfección de su cuerpo, y no dudó en afirmar que aquella llamativa joven con la cabeza rapada, brillantes ojos oscuros y piel morena, estaría entre las finalistas. Ella tenía razón.
El nombre de la ganadora, anunciado por el presentador barranquillero Guillermo Escalante, rebotaba por las paredes del gran salón. Era Sherlly Herrera Martínez, una samaria de diecinueve años, estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda.
La actriz y ex reina nacional Taliana Vargas, jueza e imagen del evento, estaba impresionada con su altivez y la perfección de su cuerpo, y no dudó en afirmar que aquella llamativa joven con la cabeza rapada, brillantes ojos oscuros y piel morena, estaría entre las finalistas. Ella tenía razón.
El nombre de la ganadora, anunciado por el presentador barranquillero Guillermo Escalante, rebotaba por las paredes del gran salón. Era Sherlly Herrera Martínez, una samaria de diecinueve años, estudiante de cuarto semestre de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Sergio Arboleda.
Cuando escuchó su nombre y tomó conciencia de su nuevo triunfo, un montón de recuerdos arribaron a su memoria y llenaron de felicidad su rostro. Pensó en cuando era niña, y su papá desesperado por no saber cómo peinarla para llevarla al colegio, le cortó el cabello por primera vez.
También, en las tardes con su abuela Genis, una mujer muy coqueta y delicada, que le enseñó a caminar derechita, a contonear las caderas y la castigaba fuertemente cuando no estaba bien puesta. Se acordó cómo a sus quince años volvió a raparse, y se inscribió en un concurso de belleza de su colegio solo para burlarse de sus compañeras y de los reinados, a los cuales consideraba una “payasada”. Pero su actitud imponente y espontánea la llevó a convertirse en la ganadora.
Fue allí, cuando se enamoró del mundo del modelaje, y soñando con ser una American Next Top Model como Tyra Banks, empezó a vender arroz con leche en su barrio La Paz, para poder costear la academia Modelos & Modelos, donde refinó sus dotes artísticos y descubrió su pasión por la fotografía.
Recordó de manera especial el Reinado Popular del Mar; a su primera gran pasarela, MOBE Santa Marta, donde desfiló para la diseñadora Johanna Mancuso, y a pesar de estar muerta de nervios, se llenó de la seguridad y de la buena vibra que siempre la acompañan para dejar perplejos a los asistentes; y el comercial que hizo para Bon Bon Bum maracuyá, con el cual pudo pagar parte de su semestre. Pero, sobre todo, se alegró de haberse presentado a “Chica Miércoles”.
Sabía que era capaz de conseguir todo lo que se propone, y que a partir de ese momento grandes oportunidades llegarían a su vida si continuaba siendo disciplinada, apasionada por su trabajo, humilde y sencilla.
También, en las tardes con su abuela Genis, una mujer muy coqueta y delicada, que le enseñó a caminar derechita, a contonear las caderas y la castigaba fuertemente cuando no estaba bien puesta. Se acordó cómo a sus quince años volvió a raparse, y se inscribió en un concurso de belleza de su colegio solo para burlarse de sus compañeras y de los reinados, a los cuales consideraba una “payasada”. Pero su actitud imponente y espontánea la llevó a convertirse en la ganadora.
Fue allí, cuando se enamoró del mundo del modelaje, y soñando con ser una American Next Top Model como Tyra Banks, empezó a vender arroz con leche en su barrio La Paz, para poder costear la academia Modelos & Modelos, donde refinó sus dotes artísticos y descubrió su pasión por la fotografía.
Recordó de manera especial el Reinado Popular del Mar; a su primera gran pasarela, MOBE Santa Marta, donde desfiló para la diseñadora Johanna Mancuso, y a pesar de estar muerta de nervios, se llenó de la seguridad y de la buena vibra que siempre la acompañan para dejar perplejos a los asistentes; y el comercial que hizo para Bon Bon Bum maracuyá, con el cual pudo pagar parte de su semestre. Pero, sobre todo, se alegró de haberse presentado a “Chica Miércoles”.
Sabía que era capaz de conseguir todo lo que se propone, y que a partir de ese momento grandes oportunidades llegarían a su vida si continuaba siendo disciplinada, apasionada por su trabajo, humilde y sencilla.
Taliana le entregó un colorido ramo de flores y la banda ganadora, desfiló nuevamente, más despampanante y victoriosa que nunca, dejando muy en claro las razones que la habían llevado a ser la elegida. El “tumbao” de sus caderas, su extrovertida e hilarante forma de ser, y toda la energía que irradiaba, representaban perfectamente a la mujer costeña que buscaban los jueces del concurso.
“Quiero agradecerle a Dios, a mis padres Juan Herrera y Magali Martínez, a mis hermanos, primos y a toda mi familia que está acá. Así mismo, a todos ustedes, porque yo sé que votaron y al jurado por depositar toda la confianza en mí”, esas fueron sus primeras palabras luego de pedir que alguien la pellizcara, no podía creer que toda esa emoción fuera real. “¿De verdad soy yo la Chica Miércoles?”, repetía constantemente.
Este era un gran logro a nivel personal y profesional para ella. No solo su nombre y sorprendentes aptitudes habían sido mostradas, también le esperaba como premio, un viaje por una semana a Argentina, acuerdos para ser la imagen de reconocidas marcas y una beca en Stock Models.
“Quiero agradecerle a Dios, a mis padres Juan Herrera y Magali Martínez, a mis hermanos, primos y a toda mi familia que está acá. Así mismo, a todos ustedes, porque yo sé que votaron y al jurado por depositar toda la confianza en mí”, esas fueron sus primeras palabras luego de pedir que alguien la pellizcara, no podía creer que toda esa emoción fuera real. “¿De verdad soy yo la Chica Miércoles?”, repetía constantemente.
Este era un gran logro a nivel personal y profesional para ella. No solo su nombre y sorprendentes aptitudes habían sido mostradas, también le esperaba como premio, un viaje por una semana a Argentina, acuerdos para ser la imagen de reconocidas marcas y una beca en Stock Models.
Sherlly ya está lista para triunfar. Reconoce que la clave del éxito se encuentra en la obediencia y tiene sus metas bien establecidas: Continuar con sus estudios universitarios, viajar y apoyar a su familia, que es el motor de todo lo que hace. Pero sobre todo, está preparada para continuar enfrentando la vida de la manera como suele hacerlo: Con esa mágica sonrisa que la caracteriza y con la que logra endulzar todos los momentos.
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