27 may 2013

Subculturas extranjeras, tienen acogida entre los jóvenes samarios.


Por:
Ilsa Milena Martínez
Tw: @Il_martinez


Historia de nuevas tribus en la ciudad.

Con la globalización, sus pecados y bondades, han llega­do a Santa Marta multitudes de costumbres y aspectos de otras culturas, que han sido tomadas y adaptadas por los samarios y colombianos en general. Es por eso que no se hace extra­ño ver entre la multitud que se forma en el Centro, a indi­viduos que muy poco harán parte del gentío; personas de ropa cómoda, generalmente de camiseta con algún muñeco o logo estampado, zapatos te­nis, y jeans. Probablemen­te, “un friki”.

La palabra “friki” con el paso de los años, se usó para referirse a per­sonas que se catalogan de ex­travagantes, producto de tener por lo menos una obsesión ex­trema o extraña con un tema en concreto, relacionados con la tecnología o la ciencia ficción; en el cual normalmente son es­pecialistas.

De cierta forma existen va­rios niveles de frikismo; Para los frikis en general, todo aquel que conozca o frecuente páginas como “cuánta razón” (y sus homólogos a través del mundo), conozca los memes, vea ánime o lea manga; estudie demasiado o siga algún juego en línea o videojuego en parti­cular tiene una gran tendencia de ser friki, o lo es en el nivel más bajo de la categoría. Sólo aquellos que lo acepten perso­nalmente como su estilo, pue­den ser llamados “frikis”.

Un friki que haya entrado en confianza muy seguramen­te dará rienda suelta a toda la jerga especializada que él muy bien conoce, e incluso mezcla­rá palabras de varios idiomas. Probablemente te dirá, en vez de “buenos días”, la forma ja­ponesa de saludo “Ohayo”, y cuando les hagas un favor no te dirá gracias, muy seguramente se exprese con un “arigato” o la forma aún más cortés de “domo arigato gosaimasu”. Y no te asustes cuando te digan “Formas parte de mi contrase­ña del wow” o “Eres mi goo­gle”, porque muy seguramente te estará halagando.

Perry un líder otaku

Pedro Dorzón es una de las ca­bezas principales de un grupo que vive en la interacción de dos culturas, una con influencia japonesa y otra costeña. 

Quizás, si alguien lo analiza de cerca podría darse cuenta, de un botón ocasional que prende de su morral, en una manilla de un personaje, en una camisa con un dibujo que pocos pueden comprender el significado no latente. Pedro es un otaku.

Por su representación del per­sonaje de video juego ‘The Legend of Zelda’: ‘Link’, tomó este apodo, y por su tradicional atuendo de camiseta estampa­da de pico y ojos, que hacen alusión al personaje de la serie de Disney Channel “Phineas y Ferb”, tomó también el seudó­nimo de ‘Perry’; Un re-bautizo propio de los otakus.



Sin embargo, la expresión se aplica para los aficio­nados a cierto tipo de cultura popular japonesa, en especial al anime, man­ga o cosplay. 

El anime que tanto le gusta a Pedro, es un particular estilo de animación, surgido en Japón, que se ha colocado de moda entre mu­chos jóvenes, a partir de la apertura de Colombia al mundo globalizado. Actualmente 204 miembros registra­dos, forman junto a Pedro el grupo otaku más grande en Santa Marta: ‘Cortina Otaku’.

‘Cortina Otaku’ es un grupo naci­do sin planearlo, luego de hacer un evento en un bar que al principio se llamó ‘Una tarde anime’. “Re­cibimos gran apoyo de la gente, el nombre de ´cortina´ nació porque el evento se hacía una vez por mes. Era como abrir un telón, pero telón no sonaba, cortina sonaba mejor. Así abríamos y cerrábamos el evento.”

Para Pedro estar con personas que comparten sus mismos intereses ha sido lo más importante que ha reci­bido del anime. Lo hace sentir fuer­te cuando alguien lo discrimina, al contrario, él asegura, que se siente importante. “Hay personas que se burlan de nosotros, gente que nos dedica tiempo. Hasta nos hicieron un blog, nos dedican más tiempo que mi mamá a mí, ella nunca me ha hecho un blog”..

Atena, una diosa, una líder. 


[Leer original]
Andrea Cuisman Brathwaite es la administradora de ‘Cortina Otaku’ el grupo más numeroso e importante de otakus en Santa Marta

Aquel 16 de Mayo de 1983, Andrea Cuisman Brathwaite hizo resonar las paredes del recinto en el cual vio a su madre por primera vez. Ese día, nadie de los que tuvieron el privilegio de acogerla se imaginarían, que la niña a la que bautizarían con el nombre de ‘Andrea’ sería llamada por muchos, como la diosa griega: Atena.

La cultura otaku, ha causado furor en Santa Marta a partir del 2000 con la gran apertura de Colombia hacia la globalización, pero Atena recuerda con añoranza aquellos días en los que fundó con unos amigos el grupo de ‘Cortina’ en un nuevo bar que fundaba uno de ellos, tomando al anime y al manga como una nueva y revolucionaria idea. Sin embargo, las raíces de esta idea provienen de años atrás, cuando al lado de su tía, disfrutaba de la programación de los 80’s que traería series como ‘Candy Candy’, el primer contacto con el anime que tuvo Atena.

Ahora, mientras aprovecha del ligero tiempo de descanso que se ha ganado luego de finalizados los últimos eventos de ‘Cortina’, Atena alza la frente para defender sus gustos. A pesar de que ella misma afirma no ser ‘100% otaku’ asegura que ha tenido que aguantar burlas: “Hay personas que como no nos observan se creen todo lo que parece en la tv. La sociedad siempre cae en errores, creen que el anime es solo para niños, pero los que estamos dentro sabemos que hay animes y mangas con tramas fuertes, series que no son para niños. Pero tampoco hay un ‘riesgo latente’ de crear vicios. Yo soy quien decide que dejo que me influya y que no.” dice seriamente.



Así mismo afirma que las relaciones dentro del grupo son buenas, aunque a veces se dan roces entre las personas, no pasan de ser simples discusiones como cualquiera que puede tener otro grupo social. No obstante, de lo que sí se siente orgullosa, es del desarrollo de los eventos que se dirigen desde el seno de la comunidad: “Las convenciones dependen mucho de las personas, están quienes lo ven como una forma de exaltar a la cultura japonesa y otros que lo ven como motivo de diversión. Pero quienes lo ven siempre nos alaban. En el último evento una mamá fue a acompañar a dos niñas, y se fue diciendo que era un evento muy sano. No hay alcohol, todos los asistentes son enérgicos y amigables. Todos se comportan bien y no se ven disturbios. No hay un ‘riesgo latente’ de crear vicios. A mi mamá no le gusta el anime, pero a veces va, y también lo disfruta”.

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