Por:
Ilsa Milena Martínez
Tw: @Il_martinez
Historia de nuevas tribus en la ciudad.
Con la globalización, sus pecados y bondades, han llegado a Santa Marta multitudes de costumbres y aspectos de otras culturas, que han sido tomadas y adaptadas por los samarios y colombianos en general. Es por eso que no se hace extraño ver entre la multitud que se forma en el Centro, a individuos que muy poco harán parte del gentío; personas de ropa cómoda, generalmente de camiseta con algún muñeco o logo estampado, zapatos tenis, y jeans. Probablemente, “un friki”.
Ilsa Milena Martínez
Tw: @Il_martinez
Historia de nuevas tribus en la ciudad.
Con la globalización, sus pecados y bondades, han llegado a Santa Marta multitudes de costumbres y aspectos de otras culturas, que han sido tomadas y adaptadas por los samarios y colombianos en general. Es por eso que no se hace extraño ver entre la multitud que se forma en el Centro, a individuos que muy poco harán parte del gentío; personas de ropa cómoda, generalmente de camiseta con algún muñeco o logo estampado, zapatos tenis, y jeans. Probablemente, “un friki”.
La palabra “friki” con el paso de los años, se usó para
referirse a personas que se catalogan de extravagantes, producto de tener por
lo menos una obsesión extrema o extraña con un tema en concreto, relacionados
con la tecnología o la ciencia ficción; en el cual normalmente son especialistas.
De cierta forma existen varios niveles de frikismo; Para los
frikis en general, todo aquel que conozca o frecuente páginas como “cuánta
razón” (y sus homólogos a través del mundo), conozca los memes, vea ánime o lea
manga; estudie demasiado o siga algún juego en línea o videojuego en particular
tiene una gran tendencia de ser friki, o lo es en el nivel más bajo de la
categoría. Sólo aquellos que lo acepten personalmente como su estilo, pueden
ser llamados “frikis”.
Un friki
que haya entrado en confianza muy seguramente dará rienda suelta a toda la
jerga especializada que él muy bien conoce, e incluso mezclará palabras de
varios idiomas. Probablemente te dirá, en vez de “buenos días”, la forma japonesa
de saludo “Ohayo”, y cuando les hagas un favor no te dirá gracias, muy
seguramente se exprese con un “arigato” o la forma aún más cortés de “domo
arigato gosaimasu”. Y no te asustes cuando te digan “Formas parte de mi
contraseña del wow” o “Eres mi google”, porque muy seguramente te estará
halagando.
Pedro Dorzón es una de las cabezas principales de un grupo que vive en la interacción de dos culturas, una con influencia japonesa y otra costeña.
Quizás,
si alguien lo analiza de cerca podría darse cuenta, de un botón ocasional que
prende de su morral, en una manilla de un personaje, en una camisa con un
dibujo que pocos pueden comprender el significado no latente. Pedro es un
otaku.
Por su representación del personaje de video juego ‘The Legend of Zelda’: ‘Link’, tomó este apodo, y por su tradicional atuendo de camiseta estampada de pico y ojos, que hacen alusión al personaje de la serie de Disney Channel “Phineas y Ferb”, tomó también el seudónimo de ‘Perry’; Un re-bautizo propio de los otakus.
Sin
embargo, la expresión se aplica para los aficionados a cierto tipo de
cultura popular japonesa, en especial al anime, manga o cosplay.
El anime que tanto le gusta a Pedro, es un particular estilo de animación, surgido en Japón, que se ha colocado de moda entre muchos jóvenes, a partir de la apertura de Colombia al mundo globalizado. Actualmente 204 miembros registrados, forman junto a Pedro el grupo otaku más grande en Santa Marta: ‘Cortina Otaku’.
El anime que tanto le gusta a Pedro, es un particular estilo de animación, surgido en Japón, que se ha colocado de moda entre muchos jóvenes, a partir de la apertura de Colombia al mundo globalizado. Actualmente 204 miembros registrados, forman junto a Pedro el grupo otaku más grande en Santa Marta: ‘Cortina Otaku’.
‘Cortina Otaku’ es un grupo nacido sin planearlo, luego de hacer un evento en un bar que al principio se llamó ‘Una tarde anime’. “Recibimos gran apoyo de la gente, el nombre de ´cortina´ nació porque el evento se hacía una vez por mes. Era como abrir un telón, pero telón no sonaba, cortina sonaba mejor. Así abríamos y cerrábamos el evento.”
Atena, una diosa, una líder.
[Leer original]
Andrea Cuisman Brathwaite es la administradora de ‘Cortina
Otaku’ el grupo más numeroso e importante de otakus en Santa Marta
Aquel 16 de Mayo de 1983, Andrea Cuisman Brathwaite hizo
resonar las paredes del recinto en el cual vio a su madre por primera vez. Ese
día, nadie de los que tuvieron el privilegio de acogerla se imaginarían, que la
niña a la que bautizarían con el nombre de ‘Andrea’ sería llamada por muchos,
como la diosa griega: Atena.
La cultura otaku, ha causado furor en Santa Marta a partir
del 2000 con la gran apertura de Colombia hacia la globalización, pero Atena
recuerda con añoranza aquellos días en los que fundó con unos amigos el grupo
de ‘Cortina’ en un nuevo bar que fundaba uno de ellos, tomando al anime y al
manga como una nueva y revolucionaria idea. Sin embargo, las raíces de esta
idea provienen de años atrás, cuando al lado de su tía, disfrutaba de la
programación de los 80’s que traería series como ‘Candy Candy’, el primer
contacto con el anime que tuvo Atena.
Ahora, mientras aprovecha del ligero tiempo de descanso que
se ha ganado luego de finalizados los últimos eventos de ‘Cortina’, Atena alza
la frente para defender sus gustos. A pesar de que ella misma afirma no ser
‘100% otaku’ asegura que ha tenido que aguantar burlas: “Hay personas que como
no nos observan se creen todo lo que parece en la tv. La sociedad siempre cae
en errores, creen que el anime es solo para niños, pero los que estamos dentro
sabemos que hay animes y mangas con tramas fuertes, series que no son para
niños. Pero tampoco hay un ‘riesgo latente’ de crear vicios. Yo soy quien
decide que dejo que me influya y que no.” dice seriamente.
Así mismo afirma que las relaciones dentro del grupo son
buenas, aunque a veces se dan roces entre las personas, no pasan de ser simples discusiones como cualquiera que puede tener otro grupo social. No obstante, de lo que sí se siente orgullosa, es del desarrollo de los
eventos que se dirigen desde el seno de la comunidad: “Las convenciones
dependen mucho de las personas, están quienes lo ven como una forma de exaltar
a la cultura japonesa y otros que lo ven como motivo de diversión. Pero quienes
lo ven siempre nos alaban. En el último evento una mamá fue a acompañar a dos
niñas, y se fue diciendo que era un evento muy sano. No hay alcohol, todos los
asistentes son enérgicos y amigables. Todos se comportan bien y no se ven
disturbios. No hay un ‘riesgo latente’ de crear vicios. A mi mamá no le gusta
el anime, pero a veces va, y también lo disfruta”.
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